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lunes, 24 de octubre de 2022

La noche en que Benito se recibio de CERATI

En 1992 salieron a la venta dos discos que revolucionaron a la cultura rock argentina: Colores santos y Dynamo. Ambos tuvieron a Gustavo Cerati en el centro de la escena. El primero lo firmó con Daniel Melero, con el que había establecido una de las sociedades musicales más productivas del cambio de década, en tanto que el otro es considerado la obra maestra de Soda Stereo. A tres décadas de su aparición, esos repertorios no sólo siguen sonando contemporáneos sino que posiblemente son los más influyentes de la discografía del cantautor. Uno de los artistas que fue atravesado por esos álbumes fue su vástago, Benito Cerati, quien lo dejó en evidencia a través de su laboratorio sonoro Zero Kill. Así que nadie mejor que él para capitanear el homenaje a esos trabajos que se celebró en la noche del domingo en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner. 

“Viajando en la luz”, pasaje incluido en la canción “Colores santos”, fue el título de este espectáculo en el que también participaron algunos de los músicos que acompañaron a Gustavo Cerati tanto en su carrera grupal como en la que llevó adelante como solista. Si bien Benito (al igual que su hermana Lisa) compartió a lo largo de la semana en sus redes sociales los ensayos del show, lo cierto es que cuando irrumpió en el escenario se había cumplido un año de la última vez que estuvo ahí. En aquel entonces lo había hecho en calidad de artista invitado de los festejos por el cumpleaños 70 de Charly García, pero en esta ocasión al agasajado lo llevaba en la sangre. Por eso, las expectativas eran altas, y más si se toma en cuenta que Benito siempre intentó tomar distancia de la carrera de su padre. Al tal punto que pocas veces se lo vio revisitándola, al menos en vivo.

No hay que olvidar tampoco que disfrutar a Benito Cerati exorcizando el cancionero de su padre era algo que esperaban los fans de Gustavo desde que su hijo estrenó su propia trayectoria. Otra cosa que también se aguardó de él era verlo en actitud de frontman. A pesar de que demostró que nació con ese talento, generalmente se plantó en el escenario como cantante, por lo que apreciarlo con la guitarra colgada fue toda una sorpresa, debido a que no suele hacerlo y porque además en el tributo patentó que es un violero muy bueno. De hecho, dio fe de ese don apenas salió a escena con el primer grupo de músicos del evento. Y es que fueron variando en función de las canciones y de los climas del show. A diferencia de lo que sucede cuando se revisita un disco, en el que básicamente se repasa completo y respetando el orden del track list, la propuesta de Benito fue digna del carácter experimental de los dos álbumes.

Tras arrancar la performance con “Vuelta por el universo”, hicieron otra canción de Colores santos: “Marea de Venus”, que Benito presentó diciendo “Mi papá me dijo que esta canción está dedicada a las chicas”. Ahí Ana Álvarez de Toledo en coros y Gonzalo Córdoba en guitarra se sumaron a la banda base, conformada por Pedro Moscuzza en batería, Fernando Nalé en bajo, Alfredo García Tau en guitarra y Gimena Álvarez Cela en teclados. Y a continuación Leandro Fresco cantó el technoso “La cuerda planetaria”. Luego Gillespie en trompeta, Carlos Salas en percusión y Simón Bosio en guitarra desenfundaron la primera aparición de Dynamo del homenaje: “Camaleón”. Le sucedió “Luna roja”, en el que Lucy Patané se colgó la guitarra y cantó. Se trató de una adaptaciones más jugadas del homenaje porque el peso de lo sónico fue reemplazado por el poder de la voz de la artista.

“Cozumel”, que tuvo a Lisandro Aristimuño como cantante invitado, dio pie a una muy buena síntesis de “Sweet sahumerio” y “Hoy ya no soy yo”. O sea, el tema de Dynamo (con tablas indias por cortesía de Sergio Bulgakov) sirvió de base para que Benito cantara el de Colores santos. El mash up lo repitieron con “Ameba y “Quatro”, al igual que “Nuestra fe”, “Claroscuro” y “Madre selva”. Fue uno de los mejores momentos del recital. En ese instante había entrado de vuelta Gillespi con Fabio Rey, guitarrista de Los Brujos (al que Benito presentó advirtiendo que su grupo fue parte de los actos soporte de la presentación de Dynamo en Obras), quien se quedó también en la canción “Colores santos”. Después Simón Bosio, el baterista Emma Cauvet y la bajista de Eruca Sativa, Brenda Martín, fueron cómplices del mashupeo entre “Toma la ruta” y "Secuencia inicial”.

Richard Coleman estuvo antes cantando el narcótico “Tu medicina” y regresó más tarde para interpretar “Zona de promesas”. Le secundaron Emmanuel Horvilleur y una de las figuras más ovacionadas de la noche: Charly Alberti. Juntos revisitaron el R&B cósmico “Fue” y “Primavera 0”. Entonces Benito dijo: “Este tema no es de Dynamo ni de Colores santos, pero tiene que ver”. Y se mandaron el clásico “Juegos de seducción”. Ya en el cierre, y tras las dedicatorias a Flavio Etcheto y Martín Carrizo (Benja, su hijo, se sentó en la batería en “Luna roja”), otrora músicos de Cerati fallecidos este año, y el saludo a Daniel Melero, Andrea Alvarez cerró el desfile de fabulosos bateristas que ayudaron a dar forma este tributo. El mix de “En camino” y “No necesito verte para saberlo” fue el corolario de un evento en el que padre e hijo fueron un mismo espíritu y la noche en que Benito definitivamente se recibió de CERATI. 

Autor original: Yumber Vera Rojas para Pagina 12 

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miércoles, 5 de octubre de 2022

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