El mundo solo sabe de nosotros lo que comunicamos,
consciente o inconscientemente. Es por esto que es de vital importancia
aprender a administrar herramientas como la negociación de manera eficaz, para
lograr el buen desarrollo de relaciones interpersonales.
Muchas personas aún no han tomado conciencia sobre esto.
Particularmente sobre estos individuos haremos foco, desarrollando y analizando
sus relaciones interpersonales y como afectan estas su desempeño e interacción
con el contexto que los rodea.
Es muy paradójico como las personas tienden a culpar al
resto del mundo de la mayoría de sus problemas, y no a realizar una autocrítica
para ver si ellos fueron lo que tuvieron alguna falencia. Claro que
generalmente es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que en el propio.
Una de estas personas se llama Matías, tiene 25 años y
trabaja desde hace 2 años en Cuentas a Pagar en una importante cadena de
supermercados. Por desgracia actualmente
no está muy conforme en su trabajo, ya que siente que la empresa no lo ha
valorado lo suficiente. Mientras muchos de sus compañeros de sector han sido
ascendidos (incluso aquellos que llevan menos tiempo en la organización que
él), Matías sigue en el mismo puesto desde que entro.
Claro que el cuestiona esta situación, dado que según su
perspectiva, las personas que fueron ascendidas son unos “vagos”, que lo que
menos hacían era trabajar, se la pasaban charlando entre sí o adulando al
Supervisor, quien casualmente era el que elegía a los candidatos para posibles
ascensos.
Matías sentía que todo esto era injusto, ya que él creía
ser responsable: llegaba siempre a horario, cumplía con sus tareas en tiempo y
forma. Era una persona inteligente con muy buenas competencias técnicas, según
le había comentado alguna vez un integrante del Departamento de Recursos
Humanos.
Todo esto comenzó a generarle mala predisposición en el
trabajo y así fue que no tardaron en llegar las quejas y reclamos en voz alta
para quien quisiera escucharlo. No solo él estaba mal y tenso, sino que
transmitía todo eso al resto de la gente que estaba a su alrededor, creando un
ambiente de trabajo desagradable.
Esto derivo en que el resto de los empleados se quejara
con el Supervisor por su constante mal humor. Él tuvo una charla con Matías
acerca de lo que le venía sucediendo y le pregunto si alguna vez había
considerado la mala imagen que estaba dejando al actuar así. Matías enmudeció,
dado que jamás se había siquiera puesto a pensar como impactaban sus acciones
en la opinión que los demás tenían de él.
Matías era la típica persona que solo se limitaba a
cumplir con sus tareas y a relacionarse poco y nada con sus compañeros de
trabajo. A tal punto que por ejemplo había días en lo que llegaba a la oficina
de mal humor y pegando un portazo. A veces ni saludaba a sus compañeros y si lo
hacía era de forma arisca.
Ni se le ocurría pensar en la imagen desagradable que
dejaba, claro que cuando había una fiesta o evento social concurrido no solía
ser invitado. Tiene su lógica ¿Quién iba
a querer compartir un momento divertido, justamente con alguien que hacía todo
para quedar como un antipático y amargo?
Matías se sintió atacado por el comentario del Supervisor
y solo atino a contestarle con un grave y elevado tono de voz que él era una
persona transparente, que se mostraba tal cual era y que no era su estilo
“caretearla”.
Sin darse cuenta, el chico acababa de enterrar,
literalmente, todas sus posibilidades de ascender en la empresa.
Obviamente el Supervisor no permitió que un subordinado
suyo le hablara en un tono tan fuerte y lo termino despidiendo. Matías se quedó
sin el empleo y continuo considerando que “el mundo estaba en su contra”.
Son casos como estos en los cuales las personas no
entienden que los obstáculos para alcanzar sus objetivos están en sus cabezas y
la culpa no la tiene el resto del mundo.
Personas como Matías, de bajo nivel de conciencia,
carecen de competencias blandas como empatía, autodominio emocional y
actuación, entre otras que hacen a un buen negociador. Se les hace imposible
sincronizar con las personas para adaptarse a sus gustos y preferencias.
En este caso sería conveniente aplicar las reglas de Dale
Carnegie para agradar a
los demás:
- Interese sinceramente por los demás
- Sonría
- Recuerde que para toda persona, su nombre es el sonido
más dulce e importante en cualquier idioma
- Sea un buen oyente. Anime a los demás a que hablen de sí
mismos
- Hable siempre de lo que interese a los demás
- Haga que la otra persona se sienta importante y hágalo
sinceramente
Nada más alejado de como Matías se comportaba y actuaba
en su trabajo.
Era imposible que el lograra ascender, si se llevaba mal
con su jefe, no sabe negociar y se la pasaba criticando a la empresa y
compañeros de trabajo. Además de administrar muy mal su comunicación e imagen,
no se había percatado de desarrollar sus relaciones interpersonales.
Podía ser muy inteligente para realizar sus tareas, pero
claramente carecía de competencias sociales del buen negociador, probablemente
el más importante requisito a la hora de ascender en una organización.
Es muy importante comprender que para recibir antes
tenemos que dar. No podemos simplemente culpar al resto del mundo de nuestras
propias falencias. Este es una conducta
muy común en las personas, siempre buscando factores externos que justifiquen
sus embrollos internos.
¿Acaso no sería más fácil la vida, si no fuéramos tan
exigentes con los demás? Llenándonos de expectativas que las personas que nos
rodean deben cumplir y que a larga es muy probable no lo hagan, porque esas
expectativas solo existen en nuestra mente. Pero claro en vez de hacernos cargo
de eso, hacemos como Matías y decimos que “el mundo está en mi contra” o es que
injusto. Cuando en realidad es todo al revés y quien está contra el mundo es
el.
Para lograr mejorar su relación con los demás debería
entre otras cosas estudiar y analizar detenidamente al receptor, el clima reinante, aplicar
reconocimiento y halago adecuado. Seguir protocolos y ajustarse a la cultura
imperante en el ámbito en el que se encuentre, tratando de encontrar símbolos y
lenguajes en común. Elegir lugares y momentos adecuados, evitar las críticas,
utilizar el buen humor, aplicar
redundancia, entre muchas otras.
También debe tener muy en claro que la comunicación
verbal, no es el único canal por donde uno expresa cosas, por ejemplo también
lo puede hacer mediante meta mensajes que inconscientemente puede estar
enviando. Por lo que debe tender a ser lo más consciente posible y prestarle
mucha atención al resto de los componentes del arsenal comunicativo.
El mundo solo percibe de nosotros la imagen que damos,
por eso es tan importante cuidarla y saber manejar muy bien nuestra
comunicación para construir ese PARECER ante los demás de la mejor manera
posible.
No debemos pensar que por actuar a una manera distinta a
la que realmente somos estaríamos siendo “falsos” o menos “transparentes”, ya que esto solo nos
llevara a limitar oportunidades y nos traerá nada más que problemas en todos
los ámbitos de la vida.
Personas como Matías, deberían entender que el mundo no
tiene la culpa de los problemas que puedan tener. Están buscando en el lugar
equivocado, justamente lo que deberían
hacer es mirarse para adentro. Solo uno mismo es capaz de ver su propio SER,
entonces analizarnos y conocernos internamente mejor puede ser un buen punto de
partida para encaminarnos a alcanzar los objetivos que nos propongamos.
*Artículo publicado originalmente para la materia “Negociación
Estratégica” del Posgrado de Especialización en Gestión y Dirección de PYME
dictado en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).