lunes, 19 de enero de 2015

La muerte del Fiscal Nisman

La muerte de Nisman nos desnuda como una sociedad carente de respuestas ante los hechos relevantes que involucran factores concretos de poder.
La deuda por la falta de justicia con los atentados de la Embajada de Israel y de AMIA no es propia de un gobierno puntual sino de la democracia en general y de la justicia en particular.
Carlos Saúl (protegido en el Senado Nacional), Cavallo, De la Rua, Boudou y hasta el moto chorro se nos ríen en la cara ante claro el mensaje que deja la muerte de Nisman: Acá van presos los giles.
A estas horas lo relevante sería la unidad de todos, EN PAZ, sin banderas política y ante aquellos quieren sembrar el miedo.
El miedo, es mas bien eso que se debería asociar al silencio y la falta de verdad ante los hechos.
El debate público de lo sucedido es exactamente lo contrario, opinar es un acto de libertad que se opone a la oscuridad de aquella quienes pretenden que callemos.
Es una oportunidad histórica para reflexionar qué tipo de país le queremos dejar a nuestros hijos.
Allí la justicia debería tener un protagonismo y eficiencia que hasta aquí no ha demostrado. Y los otros dos poderes de la República deberían garantizar su independencia.

Autor original: Matias Tombolini (Economista y Docente de la UBA)